sábado, 19 de abril de 2008

¡Qué ocurrencias tienen los niños!

Por fin voy a comenzar algo que llevo años pensando en hacer. Soy maestra y llevo cinco años ejerciendo esta profesión. Esto hace que a menudo me encuentre con comentarios y respuestas graciosas por parte de los niños, tanto en exámenes como en conversaciones en las que ellos participan.
Siempre he querido ir recogiéndolas en un cuaderno o en una agenda, para que no queden en el olvido. Y siempre lo voy dejando. Así que hoy se me ha ocurrido abrir un post en el que os contaré una de estas ocurrencias. Poco a poco os iré contando alguna más.
Sé que existen libros que han tratado de recopilar disparates en exámenes de diferentes alumnos y de distintos cursos. Por ejemplo, La Antología del Disparate.
Algo así pretendo ir haciendo, pero no me limitaré a exámenes, porque también hablando con los niños te encuentras con algunos comentarios sin desperdicio.

Lo primero que os contaré será lo que nos pasó a una compañera mía de Magisterio y a mí, el primer día que fuimos como alumnas al colegio en el que íbamos a hacer nuestro mes de prácticas.
Fuimos allí bastante perdidas, ya que era nuestro primer año de prácticas y estábamos desconcertadas con tanto niño, tantas aulas y tantos profesores. Estábamos acostumbradas a estudiar la teoría sentadas en nuestro pupitre de la facultad y el primer contacto con niños nos tenía desbordadas: muchos nombres que aprender, muchos detalles que tener en cuenta...
Y entre tanto lío, cuando íbamos de camino a una de las clases, un niño 5 años se acercó a mi compañera y le dijo muy seguro de sí mismo:
-"¡Hola! Yo a ti te conozco."
Imaginad la cara de sorpresa de mi compañera. Ella no se daba cuenta de qué podía conocer a ese niño, pero empezó a darle vueltas a la cabeza en cuestión de segundos. Si un niño de 5 años le reconocía, ¡cómo no iba a caer ella en la cuenta!
-"¿Seguro que me conoces?" Le preguntó totalmente atónita.
-"¡¡Qué sí!!" El niño volvió a aseverar.
Ya con mucha incertidumbre, ella le preguntó:
-"Bueno, ¿y de qué me conoces?"
Y ¿¿¿ sabéis lo que contestó???
-"Pero... ¿cómo no te voy a conocer? si... ¡¡tú eres Blancanieves!!"
Nuestra cara de sorpresa se convirtió en risa. Lo peor fue que el niño seguía allí, convencido de lo que estaba diciendo. Así que tuvimos que explicarle que ella no era Blancanieves, y que se había confundido. Después de muchas explicaciónes, ¡no creais que se fue seguro que lo que le tratábamos de convencer!
Con aquello nos reímos mucho, pero tengo más anécdotas que ya os iré contando.
Un saludo.

No hay comentarios: